Una iniciativa oportuna
Sabíamos que el proceso de recuperación de la democracia sería duro, conflictivo, largo. Al país le cuesta un esfuerzo enorme poner en orden la estructura institucional creada por la constituyente del 2008, a pesar de que ella no es ejemplo de una organización equilibrada, eficiente, segura. Pero, es la que tiene el país y hay que respetarla a pesar de su nacimiento espurio, pues en algún momento hay que poner fin a esa manía desquiciante de toda la etapa republicana de convocar, cuando algo estorba a los intereses de un grupo con poder circunstancial, a una constituyente para traer a la mesa el mismo menú, con diferentes acompañantes, sin resolver temas precisos y, con el riesgo de abrir el abanico de principios o derechos a cualquier novelería.
De ahí que la propuesta hecha por el Dr. Julio César Trujillo, Presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, sustentada en la experiencia recogida de este encargo público, sea la de sugerir un referéndum para corregir los horribles añadidos, que a manera de creatividad, se incorporaron en esta última versión del mayor contrato social.- Iniciativa que cae en el momento justo en el cual el proceso de reconfiguración institucional pública está llegando a una etapa que necesita ser asegurada para evitar cualquier posibilidad de retorno a la concentración abusiva y corrupta del poder político.
En ese sentido, con el tiempo suficiente, sería bueno contar con una propuesta que elimine de raíz, si eso es posible hacerlo dentro del propio marco constitucional, todas esas inservibles y deformantes instituciones que sirvieron de guarida a un numeroso grupo de lacayos que funcionaron como bisagras debidamente aceitadas para hacer el trabajo destructivo de los principios democráticos; o, en su defecto plantear una reasignación de las funciones y responsabilidades, en especial las nominativas, con las restitución a plenitud de las facultades que le fueron cercenadas al poder legislativo, legítimo representante de la voluntad nacional y el mejor medio para elevar (transparentar) el debate sobre la calidad de los posibles seleccionados.
Debe ser una propuesta precisa, clara, que no deje dudas de su alcance y cierre cualquier posibilidad de maniobra desarticulante de un sistema de equilibrio de poderes, con obligaciones de transparencia en sus gestiones y claro afán renovativo, pues la democracia, entre las varias virtualidades, tiene la de sustentarse en la alternabilidad de sus liderazgos.
Incluso, aunque no sea una panacea, pues no lo es, pero en algo si ayuda a reducir esa inclinación al cálculo político de corte populista y a la propensión de la degradación ética y moral, conviene debatir la incorporación de una disposición que prohíba toda reelección de las dos primeras magistraturas de gobierno.
Colaboración
Diario El Comercio
05 de octubre 2018