Más subsidios
Pero temporales, así lo dice el gobierno, hasta que se encuentre algo que permita reponer los daños que trae consigo el aislamiento diplomático y económico al cual ha llegado el Ecuador en los últimos cuatro años. Se suman los empresarios a las dádivas gubernamentales, obviamente si lo desean, pero ahora para sostener ciertas exportaciones críticas para el país, el empleo y la inversión.
No hay plan alternativo. El país carece de política económica internacional. O mejor, mantiene una que lo aleja de las oportunidades que ofrece el mundo. Se cierra, pone obstáculos, demuestra inseguridad, desplaza las posibilidades de invertir y generar bienestar.
Los argumentos actuales del gobierno son completamente distintos de los que esgrimía hace poco tiempo. Antes el ATPDEA era importante para el país. Había que defenderlo pues su vigencia era parte de una visión compartida con los empresarios de apoyar el comercio exterior. Ahora, apenas el 5% de las exportaciones van a ese país y la eliminación de estas preferencias arancelarias es un tema superable. No piensa en los trabajadores actuales, en el futuro y las oportunidades que pierde de colocar más producción con más empleo. Ni tampoco en las restricciones tributarias emanadas de los compromisos con la OMC. Está entrampado y no tiene salida franca y clara. La política de comercio exterior fracasa. Eso se advirtió y no hizo caso.
Qué fácil es decir a los exportadores: busquen otros mercados, como si eso fuera asunto de sentarse y decidir de una sola. Teoría pura y simple. ¿En dónde? ¿Cómo? ¿A qué costo y con qué ventajas? Si ni siquiera el país tiene un proceso de negociación, uno sólo, de convenio comercial con países cuya capacidad de compra sea por lo menos parecida a la que está en peligro de perderse. Con la UE las cosas están en la refrigeradora y si eso sigue así va a pasar lo mismo que con los EEUU. Este año se perderán también esas preferencias. ¿Acaso en el Medio Oriente hay bastantes consumidores inexplotados que otros países no los han descubierto ya? Por Dios seamos serios alguna vez.
El mundo está desarmando las barreras al comercio mundial. Es una tarea emprendida hace algunos años. Lo hace con ahínco. Por supuesto hay problemas en la ejecución, pero los países que no buscan superar estas barreras mediante acuerdos de libre comercio están perdidos porque los arreglos multilaterales no tienen horizonte.
La exclusión lleva a bregar en desventaja y con seguridad a perder esos mercados. Los márgenes de maniobra son pequeños y las eficiencias muy competitivas. Ahí, el mensaje es desafortunado para los trabajadores: no hay opciones de empleo futuro. No tendrán otra alternativa que migrar por que las vacantes estarán disponibles en otros países. Igual actuarán los inversionistas.
DESTACADO
El gobierno está entrampado y no tiene salida franca y clara. La política de comercio exterior fracasa.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Abril 13 del 2011