Inquietudes nacionales
¿Qué efectos tendrá sobre el precio de petróleo una nueva reducción de la producción por parte de los países que integran la OPEP?
Los mercados internacionales atraviesan por una etapa de alta volatilidad que impide ver con claridad la forma como interactúan los factores reales y los componentes especulativos propios de un circunstancia tan irregular como la de esta crisis mundial. Por eso, cada vez que se conoce un dato cierto sobre la situación económica particular de un país desarrollado, los mercados reaccionan de manera violenta, poco explicable y sólo entendible por la transición que significa primero reconocer que hay una crisis. Segundo aceptar que es compleja. Tercero valorarla, es decir estar conciente que trae pérdidas-algunas temporales y otras definitivas- para finalmente adoptar una posición de búsqueda de nuevas oportunidades. El mundo todavía esta en el proceso de precisar los costos y en este sentido, en el caso del mercado petrolero, cualquier cálculo sobre la posible tendencia de los precios es más importante sustentarla en la determinación del monto de la reducción de la demanda con economías en recesión, cuya duración y profundidad todavía son un interrogante, para de ahí derivar en la evaluación de la capacidad real de reducción de la producción mundial. Y ahí, la OPEP representa el 35% del mercado mientras los restantes productores tienen libertad de acción y decisión. Por eso el Presidente de la OPEP sostiene que una reducción de un millón de barriles no será suficiente para mantener los precios. Además, es clara la dificultad de encontrar consenso entre los miembros del cartel por su enorme dependencia en los recursos del hidrocarburo. Así se explica el porqué la reunión de El Cairo no haya producido ninguna resolución y se programe otra para mediados de este mes.
¿Se podrá afirmar que luego de la crisis de la economía mundial se inauguraría una Especie de capitalismo de Estado en el mundo desarrollado?
Me parece que la discusión está en otro plano en el cual no se discute la presencia del Estado como empresario sino más bien en su papel de regulador de los mercados, para que estos desarrollen su trabajo dentro de ciertos límites, con normas de supervisión mas cercanas y eficientes que permitan controlar los riesgos. El concepto de “autorregulación” es el que se encuentra en interdicción y al cual lo van a someter a restricciones muy severas.
El segundo elemento en discusión es la integración mundial de los mercados monetarios y de mercados de capitales y la forma de establecer normas que permitan regularlos en un marco de cooperación política internacional.
El tercer aspecto y posiblemente el más complejo y que demandará un esfuerzo de concertación singularmente especial, es el relativo a la construcción de una “arquitectura financiera mundial”, de la que se viene hablando más de diez años, que determine la obligación de todos los países a someter a supervisión sus políticas económicas-en especial las monetarias y cambiarias-para asegurar que los mercados reflejen la aplicación de políticas sanas y previsibles. Lo vital es evitar el uso del tipo de cambio como arma de ventaja comercial y, la preservación de la estabilidad. Mayor poder político y económico a las instituciones encargadas de esta labor es en definitiva el tema de fondo.
El cuarto tema son los cambios en las condiciones del comercio internacional hacia una mayor liberalización- Doha nuevamente en búsqueda de un acuerdo- para promover crecimiento y, finalmente durante la transición de la crisis hacia la nueva etapa de crecimiento, los Estados que adquirieron acciones y participaciones en diversas entidades financieras- que podemos llamarle Capitalismo de Estado temporal- establecerán mecanismos de desinversión progresivos.
¿Será posible y también conveniente que el Estado vuelva al régimen de los abonos tributarios para defender al sector exportador?
Son considerados mecanismos que establecen políticas de “dumping” en el comercio internacional y alteran los flujos justos o normales del intercambio de bienes. Por ello, los acuerdos internacionales permiten a los países miembros a imponer recargos-aranceles o impuestos- a los productos que tienen este beneficio en su país de origen.
¿Cómo se garantizará las nuevas líneas de crédito de la Corporación Financiera Nacional a fin de que no se produzca un desvío de los objetivos del préstamo y termine en la crónica de una mora anunciada?
La tasa de interés es el instrumento que permite evaluar el riesgo, y su libre determinación dentro de un mercado competitivo lleva a que las decisiones crediticias se las realice de una forma consistente con el objetivo de minimizar las operaciones morosas. El segundo aspecto son las garantías que respaldan la operación y que sirven para recuperar el capital prestado en el caso que la fuente de pago no sea suficiente para cumplir su cometido.
Tasas iguales para todas las operaciones desnaturalizan el manejo del riesgo y conllevan daños en la calidad de los balances de las entidades financieras.
Se dice que la banca privada dispone de USD 4,000 millones para prestar. Ese es el dinero que está depositado fuera o son recursos que están en el Ecuador y no constituyen reservas para eventuales retiros?
Un sistema financiero que no sea líquido en un sistema de dolarización, es un sistema propenso a tener una crisis de proporciones. La banca privada tiene esos recursos invertidos en instituciones de primer orden y en papeles muy seguros como respaldo a sus depositantes. No están en el exterior por capricho ni como una forma de restringir créditos, sino como un mecanismo que asegure a los ecuatorianos que en caso de necesidad hay un fondo al que puede recurrir cada banco para atender una emergencia. Los bancos que en 1999 no eran líquidos ya no existen.
La razón para mantener las inversiones internacionales es la diversificar el riesgo y asegurar su recuperación en caso de necesidad ante una crisis, que de existir y tener las inversiones en el país, no servirían para poder responder a los depositantes, pues es evidente que todo el sistema se contaminaría y no los podría disponer.
DESTACADOS
Un sistema financiero que no sea líquido en dolarización, es débil y propenso a tener una crisis de proporciones.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Diciembre 4 del 2008