Bonos neoliberales
Cuando uno se pone en una actitud que no admite reflexión, que lleva las cosas al extremo por su radicalidad, corre el grave riesgo de perder la objetividad, demoler su propia visión y perder respetabilidad.
Por eso, al extrapolar esta reflexión a las visiones políticas de extrema izquierda y de extrema derecha uno encuentra con facilidad la razón de su fracaso. Ninguna pudo sostenerse en sus propias convicciones y debió recurrir al abuso, la prepotencia, al irrespeto de los derechos humanos para ejercer el poder.
Creer que todo lo hecho antes es malo, que el mundo renace con la gestión que comienza es precisamente una forma de radicalizar una postura y exponerse al riesgo de cometer contradicciones. Es más lógico y real reconocer que los aportes anteriores tienen su valoración y merecen reconocimiento. Que la continuidad de ciertas políticas consolida la consecución de objetivos, y que el mundo tampoco se acabará al final de la gestión.
De ahí, que anatemizar el neoliberalismo como un membrete sin definir lo que es y en donde se lo ha aplicado conduce a una esquina que no tiene salida. Sino como entendemos que el Bono de Desarrollo Humano, diseñado, definido y aplicado durante “la larga noche neoliberal” sea ahora el principal programa de combate a la pobreza de la política socialista del siglo XXI. Recordemos que se lo diseñó en 1998, en el mismo CONAM que ahora se lo desapareció porque era la sede de las ideas que “destruyeron el país”. Se paga a un millón de beneficiarios en línea y con la sola presentación de su cedula de identidad gracias a la participación activa del sistema financiero ecuatoriano que emplea su tecnología y su red de oficinas a nivel nacional para llegar a los beneficiarios con un costo operativo que no llegó al 3% de los recursos entregados cuando el bono era de 15 dólares. Ahora, se lo duplicó con lo que los costos operacionales serán inferiores al 1.5%, un modelo de eficiencia en el manejo de los pagos.
Como podemos comprender que el Bono de la Vivienda, también diseñado y aplicado en épocas neoliberales con el apoyo de instituciones multilaterales como el BID y el Banco Mundial sea otro punto de apoyo de la política social actual. Bono que tiene una estructuración bien vertebrada y cuyos elementos conceptuales tienen sus raíces en la política económica chilena, a la cual recurrimos hace muchos años durante la campaña electoral de 1996.
Se suma a esta reflexión la política de micro crédito implantada en nuestro país desde hace muchos años y por muchas instituciones, que ahora también aglutina con un papel importante el cuadro de desarrollo social. Hay ya más de 500 000 familias incorporadas a este sistema y sus créditos rebasan los 600 millones dólares, lo que significa un poco más del 8% de la cartera del sistema financiero.
Entonces es buena la continuidad cuando uno mira desapasionadamente las cosas. Cuando las objetiviza y no se deja llevar por los dogmas. Y, en ese sentido es meritorio del gobierno haber recogido tres pilares de la por él llamada política neoliberal para la ejecución de su plan social.
DESTACADO
La continuidad es buena cuando uno mira desapasionadamente las cosas y no se deja llevar por dogmas.
Colaboración
EDITORIAL DIARIO EL COMERCIO
Febrero 9 del 2007