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Tortura conceptual

La verdad es que se hace difícil entender lo que le ocurre a nuestro país cuando tiene frente a si un problema y debe resolverlo. Se nublan las mentes. Afloran las soluciones mágicas. Se construyen círculos de reflexión que llevan a agudizar el problema. Todos hablan de solidaridad, pero el momento en que se debe aportar para concretar el principio, buscan el bolsillo ajeno. Ahí se ven las inconsistencias y el oropel de los discursos. La improvisación toma cuerpo y se busca salir del apuro con argumentaciones afectivas y no razonadas. Se siente que hay una tendencia a evadir la responsabilidad y cargarla a otros.


En el tema del aumento de las pensiones se reconoce que existe un grave problema de financiamiento, ya que conforme se profundiza el análisis sobre el sistema de seguridad, se aprecia con mayor claridad la débil estructura financiera y su escasa viabilidad. Son mas abundantes los problemas y limitaciones que sus virtudes. Las amenazas están a la vista, mientras los objetivos se pierden en una maraña de decisiones y operaciones.


Sin embargo, al estudiar las propuestas de solución surge de una forma nítida la falta de entendimiento del problema. Parece que muchos no entienden lo que significa “déficit” o no quieren asumir las responsabilidades y buscan soluciones tratando de sacar el “cocolón” que siempre existe en las instituciones, y que por supuesto hay en el IESS o en las finanzas públicas. Lo que no comprenden es que esos saldos ya forman parte del cálculo de ese déficit y que cualquier decisión de utilizarlos no aporta ni un céntimo a la solución del problema, cuando lo que se necesita es aportar “nuevos recursos” para que el tema encuentre una salida.


La venta de activos fijos del IESS es un típico ejemplo de desconocimiento del problema, pues no es un aporte nuevo ni es un recurso permanente. La reducción de los intereses de los bonos de la AGD en poder del Banco Central es otro caso de evasión de la solución ya que lo que ahorra el Presupuesto lo pierde el Banco Central y el resultado fiscal es cero. Lo que se consigue es pasar el dinero de un bolsillo público a otro. Las propuestas para usar el FEIREP llegan al mismo resultado.


Por ahí escuché que el IESS bien manejado sería una entidad “riquísima” y que hasta tendría superávit. Aquí tenemos el ejemplo del desconocimiento y la magia en vista de que si esto es cierto estaríamos al frente del único caso en el mundo en el cual un sistema de pensiones de reparto tiene una situación floreciente. Con esto no quiero desconocer los problemas organizacionales ni las malas decisiones de utilización de los recursos, como es el caso de la desnaturalización de los municipios para convertirse en mecanismos de inversión de los ahorros de los afiliados.


Lo cierto y concreto es que se requiere cubrir una brecha anual inicial no menor a 100 millones de dólares, que crecerá con cierta rapidez pues a los actuales 241.000 jubilados se sumarán gran parte de los 277.000 afiliados que tienen mas de 50 años de edad, con lo cual el monto de pensiones que hace dos años era de 200 millones, hoy puede llegar a 570 millones y en cinco años superar los 1.000 millones. Y esto sin tomar en cuenta lo dispuesto en el Art. 229, que no se cumple y que obliga a pagar una pensión igual al 75% de los cinco mejores años de aporte.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Julio 15 del 2004

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